D. RAMÓN (CUENTO O HISTORIA PARADÓJICA)

Todas las mañanas le observaba desde mi puesto de trabajo.
Con su pelo cano despeinado y su pijama de raso, lo primero que hacía al despertar, era buscar a Bruno, su perro. Y como si de un niño se tratara, se revolcaba y jugaba con el animal, soltando carcajadas que resonaban por todas y cada una de las paredes de la casa.
Luego, desayunaba, se colocaba su traje, su corbata...
Cogía su sombrero y su bastón y con aquella máscara imperturbable, salía a trabajar.
Pero tenía un secreto. Uno que nadie conocía. Uno que le daba sentido a su vida. 
Cada fin de semana se colocaba un disfraz de payaso y asistía al hospital infantil para repartir risas entre los niños.
Una mañana de sábado, que salía del edificio tras terminar mi jornada laboral, me crucé con él.
—Buenos días Don Ramón —le dije.
—Buenos días —contestó y añadió— ¿Pero cómo es posible que me haya reconocido, si voy disfrazado?
Y yo sonriente le contesté: —No señor. Para mí usted hoy no va disfrazado. Por primera vez, lo veo sin disfraz. Así, vestido de payaso, muestra su verdadera personalidad. ¡Al fin se ha quitado la máscara!
Y tras decir eso, me marché feliz mientras Don Ramón me veía alejarme, soltando una de sus sonoras carcajadas.


Esta vez he regresado con una historia paradójica. Espero haya sido de vuestro agrado.
Besosssss

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