Dice mi profesor de literatura que las mayores enseñanzas nos la proporcionan los clásicos. Y que gran verdad. Tras leer la Égloga III de Garcilaso de la Vega, nos pidió que escribiéramos nuestra opinión sobre qué nos enseña la obra. A continuación os pongo aquí el escrito.
Si queréis leer la obra, podéis hacerlo aquí. Quizá os parezca larga, pero vale la pena leerla. Espero que os guste. Besos a todos
Qué
aprender de la Égloga III de Garcilaso de la Vega.
Qué maravilloso es tener el don de la palabra y
saber utilizarla como lo hace el poeta con su “Égloga”.
Garcilaso de la Vega, debió de disfrutar mucho
creando este poema pues lo convierte casi en un juego. Juega con la realidad y
el mito, con el pasado y el presente, el espacio y el tiempo, la lejanía y la
cercanía… y lo hace con la naturalidad de un niño y la habilidad de un artista.
Se puede aprender tanto de esta obra…
- Las descripciones fantásticas que hace de los
paisajes, introduciendo de manera sutil y suave a la ninfa. Los matices, la
frescura, la claridad, el frescor del ambiente, el manso viento o la
transparencia del agua.
Utilizando la ciudad de Toledo y el río Tajo como
marco geográfico, nos traslada a un mundo repleto de magia y nos hace sentirlo
tan reales como la propia ciudad. Una amalgama de realidad y ficción pero
creada de una forma tan cuidada y delicada, que consigue pasar de lo real a la
fantasía sin que se advierta el salto.
- Otro punto que destacaría es la capacidad de
pormenorizar los bordados que tejen las cuatro ninfas, contando, hasta el más
mínimo detalle, escenas distintas de la mitología, como son la de Eurídice y
Orfeo, Apolo y Dafne o Adonis y Venus. Tres historias de amor, sufrimiento y muerte. Y junto a ellos el
cuarto bordado basado en sus sentimientos. Escondida tras las puntadas de la
cuarta ninfa, el autor cuenta su personal historia, pero con tanta sutileza y
mimo que bien podría pasar por otro cuento mitológico más.
Es apasionante la manera tan elegante que tiene de
entretejer los relatos.
- Una de las técnicas, dignas de mención, que
utiliza el autor es la técnica Teicoscópica. Con la cual es capaz de alejarnos
hasta ver el paisaje a vista de pájaro, o acercarnos tanto que podamos observar
y disfrutar de los detalles con una claridad impresionante. Poder viajar por el
espacio y el tiempo a través de las palabras, sin límites, es algo que espero
poder hacer algún día.
- El detalle de la rosa, es otro punto que me ha
llamado la atención. De nuevo la sutileza del poeta colocando de manera, aparentemente
despreocupada, la flor en distintos puntos del poema. En un principio, parece
hecho como parte de la maravillosa descripción que utiliza. Sin embargo, si se
continúa leyendo te das cuenta cómo ha conseguido captar la atención del
lector, descubriendo que la rosa es el símbolo de la muerte, pues allí donde surge,
el amado fenece.
- Los bordados de las ninfas cobran vida, los
matices, las sombras, son tan reales que se puede leer el movimiento que hay en
ellos. Tanto es así que Nise, la última ninfa del poema, se borda a sí misma
escribiendo un epitafio en la corteza de un álamo. Letras dentro de las letras otra muestra de
su magia.
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