Esta cárcel
que es mi cuerpo. Un cuerpo
aparentemente normal, sin desperfectos.
Un cuerpo
cargado de sufrimiento pero con la fortaleza suficiente para hacerles frente y
superarlos.
Y sin
embargo, este mismo cuerpo que tantas alegrías me da, que me hace disfrutar del
paisaje y respirar la vida, oler el
aroma de las flores o gozar con los rayos del sol. Este cuerpo que me da placer
y a la vez me lo quita.
Este es el
cuerpo que me ha tocado tener.
Un cuerpo
al que le falla un pequeño interruptor, y cuando eso ocurre, nadie puede hacer
nada y el mundo desaparece durante días, meses o incluso años, hasta que vuelve
a conectarse y comienza a vivir de nuevo.
Ese es mi
cuerpo, lleno de imperfecciones y perfecto a la vez.
Un cuerpo
que me hace amar y odiar la vida.
Una vida que
me hace amar y odiar mi cuerpo.
Comentarios
Publicar un comentario