¿Sabías que...?



En 1960 Alfred Heineken, nieto del fundador de la empresa visitó las isla caribeña de Curasao donde vio que los habitantes de esta isla recurrían a la basura que encontraban en sus playas para utilizarla como material en la construcción de sus viviendas, entre esa basura se encontraban botellas de cerveza.

Así Alfred Heineken ideó un envase capaz de funcionar como ladrillo. Se trata de la Heineken WOBO, una pieza de vidrio creada para funcionar como una botella y una vez consumida la cerveza, podía ser usada como ladrillo para construir. 

Aunque la idea era buena, fueron muchos los problemas que surgieron, uno de los más difíciles de resolver fue su tendencia a romperse durante la construcción o que su disposición horizontal requería una mayor cantidad de cristal grueso. 

Sus esfuerzos no sirvieron para convencer a la cervecera  el departamento de marketing no veía conveniente asociar su imagen de marca a la de las casas para pobres y además existía preocupación por la posible responsabilidad en caso de derrumbe de alguna de la vivienda por lo que la empresa rechazo los planes de continuar con la fabricación. Se realizaron solo 100.000 botellas de prueba.

En la actualidad, en el Museo de Heineken en Ámsterdam se expone una pared construida gracias a estas botellas.

¿Te apetece una cervecita?




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